Templo de culto religioso dedicado al dios Amón (fue en un principio una oscura divinidad del aire, posteriormente fue ensalzado a divinidad superior, pasando a ser considerado como dios creador e identificándolo con Ra en la forma de Amón-Ra) Este templo estaba situado al sur de Egipto cerca de la primera catarata del río Nilo, de la que le separaban quince kilómetros, en la región conocida como Baja Nubia, hoy sumergida casi en su totalidad por las aguas de la presa de Asuán. Situado en la orilla izquierda, el templo fue construido sobre una pequeña meseta, en los limites del desierto, a unos doscientos metros del río. Esta era una región de clima duro, extremo y pobre en recursos naturales, nunca fue excesivamente poblada. La zona de la Baja Nubia constituía zona de paso y frontera entre Egipto y Meroe, hecho que se vera reflejado en los gráficos de los muros del templo. Fue construido a comienzos del siglo II a. de J.C. por el rey de Meroe Adijalamani (hacia el año 200-180 a. de J.C.) que levantó una pequeña capilla en honor de los dioses Amón e Isis. Posteriormente el rey Tolomeo III construyo nuevas estancias alrededor de la capilla, convirtiéndola en un monumento religioso característico, añadiendo el santuario, con sus altares, las puertas monumentales (pilonos) así como las habitaciones necesarias para el culto y mantenimiento del templo. Posteriormente tras la anexión de Egipto a Roma los emperadores romanos Augusto, Tiberio y quizás Adriano, serían los que culminaran el templo añadiendo nuevas estancias, como el mammisi, el embarcadero, la vía sacra y la decoración. Los templos egipcios presentaban sus paredes cubiertas de relieves en los que se representaban escenas rituales sobre la hegemonía egipcia y su estabilidad del orden cósmico a través de las ofrendas que realizaba el faraón a los dioses.
En la actualidad en el templo de Debod sólo se conservan
relieves en la capilla de Adijalamani, en la pared del
fondo del vestíbulo y en la esquina suroeste de la fachada
posterior. Antiguamente los grabados cubrían la totalidad
de las paredes del vestíbulo y en los intercolumnios de la
fachada principal. Sin embargo al ser un templo inacabado
faltan paredes por terminar su decoración, que se extendería
por la fachada posterior, laterales y capillas.
En la capilla de Adijalamani, la que posee la decoración más
completa, tiene escenas con motivos vegetales, en su parte
baja y adornos en su parte superior, mientras que entre ambas
las escenas que existen representan al faraón realizando
ofrendas ante los dioses.
Los relieves en la antigüedad estaban recubiertos por una fina
capa de revoco y pintura con lo que se realzaba la expresividad
de las escenas.
En las escenas aparecen inscripciones jeroglíficas que narran lo
que acontece en ellas.
Los relieves del vestíbulo son similares a los de la capilla de
Adijalamani, a excepción de que el faraón representado es el
emperador Augusto.
En la fachada posterior se conservan las figuras de los dioses
Amón y Mahesa, también existen algunos grabados e inscripciones
de distintas épocas en fachadas y capillas, debido al abandono
del templo.
Este es uno de los templos que gracias a la UNESCO se salvaron
de quedar sumergidos para siempre bajo las aguas de la nueva
presa de Asuan y que fue donado a España por el gobierno Egipcio
por su colaboración en las tareas de excavación en la zona de
Nubia, este templo se encuentra en Madrid.
Su estado de conservación no es todo lo bueno que se desearíamos
debido a que permaneció sumergido bajo las aguas de la antigua
presa de Asuan, causa por la que los relieves perdieron su
revestimiento y colorido. A pesar de todo ello no deja de ser un
monumento admirable que nos da una visión de la grandeza del Egipto
antiguo.