Kv 16 es la tumba del fundador de la dinastía XIX Ramses I. Fue
descubierta en el 10 de Octubre de 1817 por el arqueólogo Giobani Batista Belzoni.
La tumba está compuesta por una por una escalera de entrada un primer rellano del
que sale un corredor descendente en escalera que da paso a un segundo corredor
con algo de inclinación al final del cual existió un muro de separación con una
pequeña sala de la que sale un nuevo corredor en escalera que da acceso a la cámara
sepulcral improvisada de la que salen un par de cámaras laterales.
Las medidas de la tumba son: Altura máxima 4,96 metros, anchura máxima de 6,26
metros, longitud de 44,34 metros y un área de 147,94 metros cuadrados.
En el corredor B se encuentran una serie de huecos en las paredes laterales que se
utilizaron para bajar el sarcófago de granito que se encuentra dañado en una de sus
esquinas, sin relieves pero si pintado, se encontró en el centro de la cámara del
sarcófago o cámara sepulcral.
La cámara sepulcral es la única sala con decoración, en su parte superior nos
encontramos con el friso Jeker que rodea la cámara y en sus paredes nos
podemos ver un ejemplo de la cuarta hora del libro de las puertas.
Cuando Giovani Batista Belzoni nos informa de lo que encontró al penetrar en la
cámara sepulcral: un sarcófago de granito con dos momias en su interior en un
rincón una estatua estante de 1,98 metros de madera de sicomoro hermosamente
tallada, pequeñas imágenes de madera bien talladas, algunas de ellas con cabezas
de animales, un becerro con cabeza de hipopótamo. En la cámara de la derecha se
encuentra una estatua como la encontrada anterior mente pero no se encuentra en
perfectas condiciones.
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HISTORIA DE LA MOMIA
Ramsés I descansó en su tumba más de doscientos años, hasta que, quizás durante
el reinado de Esmendes I, su cuerpo fue trasladado a lugar más seguro junto a
otras momias reales. Este sitio resultó ser KV17, donde además de Ramsés I estaban
los cadáveres de su hijo y su nieto, Sethy I y Ramsés II. Los tres primeros reyes
de la dinastía XIX tras unos años de reposo en este lugar volvieron a ser trasladados
primero a la tumba de la reina Ahmose-Inhapi y después a DB320, en Deir el-Bahari. Éste
fue el lugar donde fueron a para muchos de los faraones del Imperio nuevo, permaneciendo
oculto durante siglos hasta su descubrimiento a mediados del siglo XIX por la familia Abd
el Rassul, quien traficó con gran parte de los objetos e incluso algunas de las momias
que allí reposaban.
Los Abd el Rassul robaron la momia de Ramses I y la vendieron al doctor James
Douglas, que la trasladó al museo de monstruos y curiosidades de la naturaleza de Ontario
presentándola como la momia de la reina Nefertiti.
El interés que despertaba aquella momia debido a que tenía los brazos cruzados sobre el
pecho postura propia de los faraones.
Tras permanecer 130 años en ese lugar la momia fue vendida a la Universidad de Emory
cerca de Atlanta, tras numerosos estudios se pudo constatar de que la momia pertenecía a
un faraón, al propio Ramsés I. El gobierno egipcio solicitó su regreso a Egipto evento
que tuvo lugar 24 de octubre de 2003. Aquel día Ramsés I volvió al país que le vio
nacer, más de tres mil años antes, recibiéndosele con honores de Jefe de Estado.
Aun cuando la identidad no ha sido completamente aceptada por los expertos lo cierto es
que el parecido con su hijo Seti I y Su nieto Ramses II es tal que se hace evidente su
parentesco.
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